Son aquellos apelativos cariñosos, familiares o eufemísticos usados para suplantar a un nombre real. Se caracterizan en que las palabras son sometidas a cierta deformación, siendo muchas veces apócopes, aféresis o diminutivos del nombre propio verdadero; aunque también pueden tener un origen etimológicamente distinto al de éste (como es el caso de Pepe por José). Especialmente, el término hipocorístico alude a las abreviaciones y modificaciones que sufren los nombres propios en la lengua familiar; por ejemplo: Celia viene de Cecilia.
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